EL VINO.
Es el licor alcohólico que se obtiene del zumo de la uva exprimida y fermentado. Algunos autores sitúan los orígenes de la vid en Asia Central, mientras otros aseguran que su origen es europeo, donde ya existía en la era terciaria y cuaternaria. Lo que se sabe con certeza, es que el vino era conocido de todos los pueblos antiguos, desde la India , pasando por Egipto y llegando hasta la Galia y España.
La revelación del proceso de elaboración se atribuye a Osiris entre los egipcios y a Dioniso entre los griegos, por su parte, los hebreos afirman que fue Noé, el primero en cultivar la vid; y desde siempre, el vino ha ocupado en todos los pueblos un lugar prominente en sus ritos y costumbres, así como un indudable valor político “presente a la hora de deliberar acerca de los negocios de mayor importancia” (Herodoto). Los vinos de Cos, Lesbos, Tesalia, Frigia, Quío, Tracia y Chipre, el prámnico de Grecia, el másico, el faleno, el cécubo, el mamertino de Roma, gozaron de gran predicamento en la antigüedad. A estos vinos, después de cocidos, se les añadía esencias aromáticas de frutas o flores y para conservarlos mejor se mezclaban con brea o miel. Los chinos fueron buenos conocedores del arte de fermentar el mosto de la uva y los primeros en reglamentarlo. Los egipcios etiquetaban sus envases vínicos y los firmaban los bodegueros.